viernes, 12 de octubre de 2012

III. El mito del emprendedor y el síndrome de "Alcohólicos Anónimos"

Mi amiga Lila es tan curiosa, tan curiosa, tan curiosa, que al llegar a Nueva York necesitó un huracán (Irene/) para quedarse en casa. Ahora estudia en Columbia y sabe muchas cosas: entre ellas, qué es lo que me pone más nerviosa. Me refiero a los manuales de autoayuda, los banqueros que visten como Beckham y esas candidatas a novia que rebasados los treinta se dejan un pastón en esta clase de cursos: http://www.mamagenas.com
En cuanto nos da por explorar la vida juntas, yo me cuelgo de su brazo, mientras ella se ríe porque aunque tiende a ser conciliadora, tampoco deja de asombrarse por la de especimenes que hay por el planeta...
Mi shock llegó al primer jueves. Tras asistir a una clase sobre Finanzas y Sostenibilidad y descubrir lo difícil que es diseñar un mecanismo que distorsione el mercado y haga rentable lo que a muchos les da palo asumir por voluntad o principios morales, pasamos a la siguiente ronda.

En CBS matters se anima a los alumnos del máster a explicar quiénes son y lo que realmente les importa y compartirlo con el resto de la clase. Megan, de New Jersey nos pasó fotos de su vida: nos explicó que lo que le apasiona es el rugby, la danza irlandesa y su familia y que cada año recaudaba fondos contra el cáncer de pecho. Luego habló Zack, antropólogo de vocación de los que de vez en cuando acompaña a un jeque árabe a quien, literamente, le limpian el culo (aunque esto no lo explicó...) En su presentación nos habló de su hermano, los monos y Michael Jackson, a quien imita bastante bien. 
Ahora que sólo se habla de "la economía del conocimiento", las redes y la comunicación, parece que uno no puede ser emprendedor si es un zote hablando. Tiene que decir ALGO, lo que sea pero ALGO porque el relato forma parte del packaging. ¿Será por eso por lo que el lenguaje se ha trivializado tanto? En la Feria de Inventos, un gurú de la comunicación nos descubrió lo importante que es fracasar y todos le escuchábamos como si fuera un predicador... En frío caí en la cuenta de que lo que decía era un pica pica hecho con nociones de marketing, psicología y talk show. ¿Cómo hemos llegado a este grado de banalidad? Hay una absoluta carencia literaria en todo. Es como si este mundo lo gobernaran los sordos. Yo estoy segura de que el nulo valor ético que comparte gran parte de nuestro establishment es porque sus lecturas no rebasan el nivel del editorial de la revista MAN. La buena noticia es que los outsiders empiezan a estar de moda en el sistema y ya hay becas destinadas a quienes fueron expulsados de la Universidad o la dejaron por falta de interés. Conversando con un columnista de The Economist convenimos que si lo que se premia es la innovación, ¿por qué no hay más biólogos en clases de cine o filólogos en Introducción a la macroeconomía? El mundo nos mezcla pero en la Universidad tendemos a seguir separados. Suerte que hay notables excepciones como mi amiga Lila, a quien le interesa la neurología y lo que se cuece en el ABC NO RIO, un centro punk.


En América hasta el tendero se siente orgulloso de serlo por eso cuelga el retrato del abuelo y publica un libro con sus azañas para que entiendas que en cada Bagel que te zampas se esconde una pequeña historia. La foto es de la delicatessen judía Russ & Daughters: uno de los top tens neoyorkinos. Aquí su web:http://www.russanddaughters.com/ ¡Quiero volver!

2 comentarios:

condonumbilical dijo...

Adivino que vives en Nueva York o que al menos has estado.
Por curiosidad.. ¿no te parece una ciudad muy artificial? Es como si la atmósfera fuera más ligera que en Europa. Creo que eso fomenta el individualismo y la alienación que por supuesto sentí entre sus calles.

Por la tangente dijo...

no vivo ahí. pasé de visita... pero sí, sé a lo que te refieres. Supongo q hay q rascar un poco, como en todas partes!