martes, 11 de agosto de 2009

Augustus 2/4



2. Grand Tour.
En su caso, la invasión era clara. Los veía por todas partes. Eran exploradores de calzado cómodo que, al empezar el verano, se dejaban caer al final de la Rambla. Pero ella, empeñada como estaba en dignificar el agosto -pues insistimos, era el mes en que cumplía años- se acostumbró a verlo de otro modo. Ante sus ojos, aquellos seres panzudos eran mentes ilustres, arquitectos que cansados de estudiar a Palladio venían de Inglaterra, Bélgica y Francia a tomar nota. Lo hacían de acuerdo a una vieja tradición que, según dicen, murió con la llegada del tren. Por eso, ella siempre los veía aparecer en barco. Poco después ya estaban paseando, calle arriba y abajo, girándose hacia cualquier lado, o sentados en bares, mirando a la nada, hasta que por fin avanzan en grupo, escrutando los laterales de las avenidas, como abejas en busca de néctar. Era ahí, en las calzadas, donde daban con figuras pequeñas, curiosidades y otros detalles. De vuelta a casa –se decía- las expondrían en sus vitrinas, como piezas de anticuario que usarían para rememorar sus múltiples aventuras, aunque en el fondo fuesen todas de plástico. También les imaginaba dando conferencias, preguntándose en qué habían cambiado. Después de todo, viajar es adquirir experiencia, hacerse más sabio. Aunque había algo en su imprudente exposición al sol que le llamaba la atención, así como la insistencia con la que tomaban muestras de todo cuanto veían. Lo hacían con un artilugio pequeño. A veces, tanto escrutinio le entorpecía el paso pero ella se consolaba pensando que de aquellos viajes saldrían grandes obras, como las que en su día escribieron Milton o Shelley... Y es que si alguna vez Londres llegó a parecerse a París, o el Palacio de Montjuic al Vaticano, es porque ellos, viajeros, así lo quisieron.

3 comentarios:

lachicafriolera dijo...

Me está gustando mucho tu relato. Enhorabuena y también por la publicación.

¡Saludos!

Insonrible dijo...

Ese mito de que viajar nos hace más sabios... depende mucho de quién viaje... Hay quien quien por mucho que viaje, sigue sin ver más allá de sus narices (y quizás lo digo por mí misma, no por los demás... Que no es frase taxativa sobre el mundo. Todo lo que digo pretende ser desde la modestia...). Ejem... Y ejem...

Por la tangente dijo...

Claro Insonrible, es que todo este texto es una gran ironía, pues caracterizo a los turistas de ahora como si fuesen turistas de hace dos siglos y nada hubiese cambiado desde la era de los "Grand Tour" cuando uno SOLO viajaba para formarse, y no para pasar el rato...En resumen: Es una de mis bromas de sabionda que pensé que le pegaría mucho al Culturas y les ha gustado. ¡En la próxima entrega verás como te-nos reconoces más!