viernes, 16 de marzo de 2007

Picturing the Modlins (parte II)



"España no les decepcionó. Todos tenían trabajo. Nelson había empezado la carrera de modelo y de actor. Elmer anhelaba buenos papeles de cine. Pero aquí se vivía el boom del destape. Actuó en “Un curita cañón”, “El diputado”, “Los nuevos españoles”, “Ellas los prefieren... locas”, de Mariano Ozores, o “Historia de O”, 2ª parte. Interpretaciones malas en las que representaba siempre a un americano sin muchas luces, pero que él disfrazó para Miller: “Dios me ha dado un golpe de suerte y me ha proporcionado fantásticos papeles”.
Mientras, Margaret se dedicaba a pintar. Primero, con la luz del norte; luego bloqueó todas las ventanas y cerró los balcones. Quería hacerlo con luz artificial. Sus cuadros, firmados siempre con sus tres emes, encierran una mezcla insólita de erotismo e integrismo religioso. Una pintura llena de símbolos sobre el Apocalipsis de San Juan, personas desnudas con poderes sobrenaturales y planetas de colores. También de Franco, de quien Margaret se enamoró. “Yo era niña cuando encontré una foto del general; un hombre con unos ojos brillantes, oscuros y una hipnótica mirada. Era extrañamente guapo. Años después tuve la oportunidad de verlo junto a Nixon. Cuando bajaron del coche entendí que Franco era mi ideal de soldado cristiano. ¡Tenía que pintarlo!”.
Los Modlin vivieron aislados en su casa de la calle del Pez. Nunca aprendieron a hablar castellano. (…) Menos involucrado en ese mundo que se crearon a la medida de sus sueños, Nelson se marchó de la casa familiar en 1980. Quería ser empresario. Comenzó a traducir libros y películas, subtituló al inglés las primeras cintas de Almodóvar. Era la voz que anunciaba los aviones de Barajas y las promociones de El Corte Inglés. A sus padres los veía poco. En sus cumpleaños y por Navidad. (…) Se casó dos veces. Su segunda mujer sólo visitó una vez la casa de los Modlin. “Era deprimente, vivían anclados en el pasado; el padre vestía trajes remendados de hacía tres décadas, las paredes estaban sin pintar. Era cutre. Hasta presumían de que les gustaba el vino en tetrabrick.”
En noviembre de 1998, Margaret murió de un ataque al corazón. Abatido por perderla, Elmer se precipitó a la bebida. Impresionado por el estado de su padre, Nelson se ofreció a pagarle la comida en el restaurante bajo su casa…”

Y de ahí, todo fue cuesta abajo…hasta que murieron los tres.
Hoy los cuadros de Margaret Marley pueden verse en una galería de Madrid que para colmo parece una casita de campo, con su verja de hierro cerca y sus cortinas pesadas y blancas. Además de los cuadros, se exponen fotos de la familia, en las que padre e hijo posan para servir de inspiración a Margaret.
Cuando llegamos, la galería ya estaba cerrada. En la puerta, había un retrato de la familia que me recuerda al His & Hers de Pulp. Me gusta quedarme con esa idea: Una casa cerrada y poco más… Además, en el cartel podía leerse: M. Marlet Modlin, la autoproclamada mejor pintora del apocalipisis. Y a juzgar por cómo acabaron los tres, yo no dudaría de que es así.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

que es este folletin y tu familiaa?? chicha!!

Anónimo dijo...

... Extrañamente guapo...FRANCO!!!! dio miooo! que loca la Margartet MMM!!!

jesús jeleton dijo...

Porfa no os flipeís que tenemos que hacer caja... (sic)

Por la tangente dijo...

Caja?

Anónimo dijo...

habla de diners?? es català? mi no entender ni pisssca el coment!!

Anónimo dijo...

Tangente! ¡Pero si ya te enrollas más que yo! Me voy a dormir, pero volveré.

Anónimo dijo...

haber has sido tu la de jurjurjur... ordinariecess!

Por la tangente dijo...

Jur, Jur?? ese no es mi estiiiilo!

Anónimo dijo...

bien!

Anónimo dijo...

bien!

Anónimo dijo...

bien!

Anónimo dijo...

perdon borrame