Sobre Bukowski e imitadores

A mí nunca me ha gustado el Bukowski real lo que no deja de ser injusto porque ¿cuánto tiempo le he dedicado a este señor? ¿Dos poemas y medio? Quizá mi problema con Bukowski, son todos sus imitadores. Esos poetas pseudo-rockeros que se empeñan en estar al margen y ooooh… llaman a las cosas por su nombre. Es decir, escriben la palabra polla cada dos versos. ¡Estupendo!
Eso pensaba yo, hasta ayer… Y es que qué guapo está Matt Dillon haciendo de Bukowski con su barba de cuatro días, y esos hombros anchos, y esos brazos grandes. Me gusta mucho más que el Bukowski real, y eso que está igual de borracho, pero cuando bebe, no se tambalea como un payaso. Simplemente pierde un trabajo. Y otro y otro... hasta que vuelve a empezar. Además, el Bukwoski postizo le presta los zapatos a su novia porque está cansada de andar con tacones… y oye, si se quema la planta de abajo de su edificio, él confía en los bomberos y sigue durmiendo. Y no es que la vida le importe poco... ¡es que tiene sueño! Habla poco y pausado y a veces hasta deja caer alguna palabra culta… También tiene una voz muy bonita, grave y sendienta. Me recuerda a la de mi amigo Adam que sin ser su imitador, tenía algo muy bukowskiano. Digamos que era bastante dado a dejarse llevar x las cosas y dar señales de vida tres días después. Observándole, di con la palabra ciclotímico. Entonces cambiaba los muebles de su habitación, empezando por su colección de cassettes, o hacía una tortilla de patatas mientras yo le pregunta sobre por qué la gente que dice que hay que probarlo todo, siempre acaba haciendo exactamente lo mismo...Unos tras otros. No sé si alguna vez se dio por aludido. En cualquier caso, en aquella época no parecía muy afectado por esa clase de comentarios. Adam solía decirme que le gustaba mi inglés porque sonaba al conde Drácula. Supongo que no es lo más bonito que se le puede decir a una chica pero, en fin tenía sus cosas. Entre ellas, una nariz rota. Tb me descubrió a Al Green cuando yo sólo escuchaba a Suede y los Tindersticks... (¡Pobres vecinos!). Y me apodaba the little Yoda, porque entonces llevaba un abrigo negro con capucha que más que un abrigo parecía un saco de dormir de lo acolchado que estaba. Si me quejaba, me decía: es que así tan protegida y con tu acento pareces muy sabia.
Una vez me contó emocionado que Marc Almond se dejó caer por su estudio. Entonces yo no supe reaccionar con la elocuencia necesaria. Simplemente le dije: ¿Y te tiró los trastos? Tiempo después, en una carta, aún me reprochaba el que le despreciara por emocionarse con cosas así de tontas. A mí me supo mal porque en su momento mi pregunta iba muy en serio. La verdad es que para ser tan guapo, Adam era muy inseguro. Aunque supongo que a Bukowski todo esto le traería sin cuidado, o es que sencillamente estaría demasiado borracho como para darse cuenta de algo o tendría demasiado sueño como para no seguir durmiendo... ¿Quién sabe?

Por cierto, al día siguiente de ver la peli cayó en mis manos una antología suya. Según la contraportada, Bukowski sólo vivió 4 años. De 1920 a 1924. Aquí os la dejo.
Fin.