sábado, 14 de abril de 2012

Y por orgullo, cambiar la postal

¡Miren este edificio! Hay quien dice que nació de una venganza...

Esta mañana he leído sobre una familia patricia, los Anchorena que vivían en un palacio situado junto a un parque en la Plaza San Martín de Buenos Aires. Justo al otro lado de parque, la matriarca, una condesa con un apellido kilométrico, impulsó la construcción de la Iglesia del Santísimo Sacramento. Aquella iglesia podía verse desde su palacio y debía ser su futuro sepulcro.
Resulta que uno de los jóvenes Anchorena tuvo un romance con una joven Kavanagh. Los Kavanagh era gente muy adinerada pero sin ningún título nobiliario así que, en las altas esferas, aquella unión no fue bien vista y los amantes no tuvieron otra que separarse.
Tiempo después, la matriarca de apellido kilométrico se marchó a Europa. Al regresar se encontró con que el solar que quedaba frente a su iglesia se había vendido. Lo compró Corina Kavanagh, madre de la joven que fue rechazada por no ser condesa ni nada. Justo en  aquel solar, en apenas 14 meses, se edificó un rascacielos de 33 pisos de hormigón armado. En su momento, fue el edificio más alto de latinoamérica. Corina se reservó el piso 14.

La leyenda dice que lo hizo para vengarse de aquella familia. Entre el palacio y la iglesia metió un rascacielos y les jodió la vista forever! Es más, quedó tan próximo el edificio a la basílica que ahora la única manera de verla es desde un pasaje llamado Corina Kavanagh.




1 comentario:

yprh dijo...

Es una venganza bastante elegante y costosa.