lunes, 24 de octubre de 2011

Desde la semana pasada he cambiado de estatus y he ganado un par de puestos en esta carrera de sacos con cuchara entre los dientes sosteniendo una patata que es la gilipollez humana. Me explico: tengo un coffe-table book. Lo que decora mis horas muertas y entretiene a mis visitas (Alex, where are you?) mientras yo hago otra cosa, es un catálogo sobre Posmodernismo. Sabed que como coffe-table book es una elección sublime. Cuando lo ojeo –y ya es la tercera vez- entro en trance. Siento como si una mole de kryptonita se hubiera estrellado contra el mundo y nos tocara conformarnos con sus trizas porque, de pronto, a los vestidos les salen escalones y se usan columnas para sostener nada y otras cosas por el estilo. Lo modernidad no fue menos bruta con los libros: estoy leyendo un ensayo que me lo explica y es fascinante porque no se sale de la ficción sino que se la mira con letra pequeña.

Mientras tanto, Pandémica me descubre una frase bonita de Agamben: Ya no nos basta con hacer, ahora hay que salvar lo que hacemos...
Nos pega: el viernes nos vamos a Grecia y los basureros en huelga. Espero encontrar esa tienda que me recomienda Jesús, donde Debbie Harry (?) se compró una capa con bombillas (para así hacer juego con mi coffe-table y llevarme el primer premio).


...Qué raro, según este blog, siempre estoy de viaje.

2 comentarios:

s dijo...

Desde hace algún tiempo siempre tengo un libro de adorno en la mesa del salón.
http://www.flickr.com/photos/59897904@N07/6276861564/in/photostream/

Por la tangente dijo...

Adorno... ji ji. Muy fuerte.
Esperadme para la peli checa.