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viernes, 2 de julio de 2010
Verano
Hasta esta semana no he tenido mucho tiempo de celebrar que ya es verano. Fui a la playa un rato, a leer a contraluz y con un ojo cerrado. El quinto en discordia de Robertson Davies, pero me dormí. (Faltó que Joana me sorprendiera porque ¡siempre lo hace en estos casos!) De vuelta me dejé el libro en la estación y me dió mucha rabia porque me estaba gustando... ¡Soy tan despistada! No pasa nada: se lo pediré a Ana o Clara pero no a David porque es uno de sus libros favoritos. Fui al cine a ver una peli de Tilda Swinton que aún no sé si me ha gustado. Es como rehacer Senso de Visconti pero con más pijerío que vieja aristocracia. De hecho, artistócratas a lo Visconti no quedan tantos y si no que se lo digan a Tina Barney. Su serie Europeans es genial. Les ves con sus alfombras, vajillas y escopetas o perros de caza. ¡Madre mía! Una vez tuvimos durmiendo a uno en casa que por la mañana, en la cocina, me preguntó si no tendría un par de gemelos para su camisa. Lo dijo con tal naturalidad que yo casi me tiro encima. También vi a Hidrogenesse que cantaban cosas nuevas con sus verdades de siempre. Con las grandes guerras se baila el siglo XX...etc, etc.
Por lo demás ya tengo lecturas de verano. Las empecé el otro día, en el restaurante del Corte Inglés. A veces me da por plantarme ahí a leer entre guiris sesentones y viejas con pelo de nube de algodón. Esta vez me animo con Padres e Hijos de Turguénev, Viaje al fin de la noche de Céline y Un héroe de nuestro tiempo de Lérmontov. He empezado por este último porque me gusta su insolencia.
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2 comentarios:
Pues de todas las cosas que mencionas, sólo conozco tres: olvidar un libro en un tren (ya sé que no es la estación, pero casi), dormirse leyendo algo que nos gusta (uno de los grandes placeres de la vida, yo lo practico a menudo), y Viaje al fin de la noche de Celine (otro de los grandes placeres de la vida). Lo demás, no sé...
je, je, este te quedó divertido y ocurrente. ¿El perro de caza -el que durmió en la cocina- te pidió unos gemelos?
Una vez pensé que la aristocracia venida a menos, la decadente aristocracia de la envejecida europa, se dedicaba a la bohemia y se mezclaba con la plebe, mientras los banqueros, los nazis y los nuevos ricos se dedicaban a hacer a guerra por su cuenta. No sé que parte de culpa tiene "Noveccento" en este invento. Olmo tal vez representaba un sentir, guerras aparte.
Una vez estuve "no castelo da pena" (el castillo de la pena) de sintra, retiro vacacional de la aristocracia portuguesa y ambientado en la época, digno de ver.
torben
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