miércoles, 21 de abril de 2010

Winona Forever!


A en New York.

En mi colegio solo había dos clases por curso que cuando no se ignoraban tendía a enfrentarse, como dos equipos de fútbol. Los de la A se las daban de listos porque sacar una A era lo más. Aún así yo prefería ser de la B. El motivo era sencillo: la A era de Caca, la B de Bebé. Luego, nos agitaron. Unos cuantos alumnos pasaron a la A y otros a la B, y finalmente nos juntaron a todos en una sola clase que no era ni A ni B. Entonces dejé de ser la más bajita, porque Ainhoa Azorín pasó a ser mi mejor amiga. Medíamos lo mismo, solo que ella era super aplicada, super buena estudiante y super tímida. Y yo torpe y dramática pero me las daba de enteradilla, pues antes de los 14 no solo amaba a Woody Allen, también conocía el mecanismo de los Tampax. Mi hermana mayor me lo había explicado y yo se lo dibujé con un palo, en el recreo. Y nos hicimos amigas, super amigas. Por poco nos casamos. Desde entonces, no ha llovido ni nada. Con Ainhoa he compartido ataques de risa, carretes de foto, exámenes, piso, viajes, familia, borracheras y también mil cabreos. Puestos a enumerar... ¡hasta canciones de Joaquín Sabina! Física y Química.
Fuimos a Arizona con los mormones y acampamos en el Gran Cañón y nos peleamos en Las Vegas. Más tarde, cuando se me jodió un poco la vida, nos subimos en un tren y cambiamos Praga por Budapest. Y le presenté a mi hermana y la ayudamos a buscar piso. Y fuimos Nueva York -cuando Paul Auster sólo publicaba en tapa dura. Y también fuimos a Avilés y a esquiar. Y casi nos da algo en Argentina. Y por muy poco no hemos estado juntas en Africa. Es cierto: sigo sin bajar a Murcia...
Y nada, como tiene puntería, una puntería asombrosa, es la única que sabe qué me favorece. La única que simplifica en una frase rotunda y precisa lo que otros dicen en mil palabras. La que corta el pelo en plan autodidacta y cree que ciertos sofás dan dolor de cabeza. ¡Es tan original! Su nombre se escribe con H intercalada. La que en casa de sus padres me hace sentir como en mi casa e incluso mejor. "¡Caza a esa chica!"- ¿recuerdas? La que encuaderna y se saca de la manga virtudes extrañas. La que me enseñó lo bonitos que pueden ser los mapas. La que de vez en cuando me esconde un libro de Kuki Gallmann en mi estantería. La que me llevó hasta Sabrina, Clara y Oriol, y me descubrió Minúscula. La que me prohíbe llamarla "tía" y me corrige comas y acentos. Además, tiene los únicos pies que no me dan asco y una mancha blanca en un diente, como un destello. Y mil cosas.

Nuestra amistad sólo tiene una pega: y es que hemos pasado tanto juntas y de tal intensidad que a veces nos cuesta dejarnos sorprender. Nos damos por hecho. Pero ahí estamos. Y yo me siento afortunada porque debo ser una de las tres personas a las que SIEMPRE SIEMPRE coge el teléfono. ¡No dejes de hacerlo!

Felicidades pitufina, porlopelos, mi Winona.

6 comentarios:

Leandro dijo...

Vaya, a mí me pasa justo lo contrario: no he salido de Murcia y tengo pendiente ir a todos esos sitios. Y a alguno más, seguro.

Aunque suene antiguo, lo diré: no hay amigos como los amigos del colegio; mejores, peores... pero como esos, ninguno. Dicho queda. Al fin y al cabo, lo normal es que uno suene como lo que es.

Y felicidades a Ainhoa, por lo que sea. Y a ti, por Ainhoa

Elena dijo...

Brilliant!

anana dijo...

joder, q bonito!

Anónimo dijo...

bonita crónica de una amistad!

puaj dijo...

Felicidades porlospelos!!!

YYOSOYYO dijo...

Yo puedo decirte, que tengo una amiga, quizá dos no más que piensa, quiere, y acompaña así... y que llevo meses buscando una gramática correcta para agradecerle y que te agradezco el ponerlo así el permitirnos en verdad reconocernos, en tu texto...
gracias va...