A veces, basta con que alguien me aconseje encarecidamente un libro para cogerle manía sin ni siquiera haberlo leído. Aunque parezca pose, ese rechazo es real y cuanto más me deniegan el derecho a tenerlo más me precipito a defenderlo. Tengo que hacerlo porque me pica el cuerpo y porque si no lo saco, reviento. Porque me apetece. Porque YO LO DIGO. No tiene nada que ver con la razón. Es una batalla donde todo se vuelve amorfo, desproporcional y rotundo. O se gana a la fuerza o no se gana.
Generalmente, cuando muestro desprecio alego “falta de tiempo” pero si la cosa va a más, suelto “que no estoy para mierdas” y me quedo tan ancha… porque en tales casos NO se trata de “decir” las cosas, sino de soltarlas, como quien suelta un eructo o un pedo. Todo el mundo tiene que evacuar por algún sitio, y ésta es mi mejor manera de ser escatológica. Mi lado Carlos Boyero… Mi taco expandido.
Lo curioso es que en este criticar lo que desconozco y encima pretender hacerlo con autoridad, he defendido cosas indefendibles, cosas en las que ni siquiera creo. Me dan convulsiones reaccionarias. Por ejemplo, un día decidí que todo aquel que se colaba en el metro merecía morir solo, que tan importante era leer a Stephen King como a Dostoievski, que se debía vivir con algún cenicero de Rupit… en nombre de lo feo. También he asignado un poder desconocido a la cadena Starbucks –oye, pues si va tanta gente algo tendrá… -y he dicho que si existe el machismo, es en parte por culpa de las mujeres (cosa aberrante). Que el pelo rizado me daba asco (lo siento caro-ana-lila, ¡con lo que yo os quiero!)…, así como TODA la gente que trabaja en el mundo del cine ¡Madre mía! Por no hablar de Lynch… Lo he gastado tanto que ahora, aunque hiciese le truño más grande de la historia, sería de lo más benevolente…
También es cierto que algunas de las burradas que suelto sí que me las creo pero las digo de tal modo, que ya me encargo yo solita de desacreditarlas. Por ejemplo, estando en Francia de becaria en una redacción de Bobos (burgueses-bohemios) me puse en pie y, recién muerto Maurice Blanchot, solté: “La literatura francesa está sobrevalorada.” Causé tal revuelo que todos empezamos a hablar al mismo tiempo, como en "Moros y Cristianos". ¿Os acordáis de ese programa? Para colmo, más adelante rematé la faena soltando que me interesaba más Blade Runner que toda la Nouvelle Vague. Ay ay ay… La que se armó. De ésta casi no salgo, pero que se enteren de una vez... Francia tampoco tiene tanto que decir. ¡Pesados!
Lo peor es que a día de hoy estoy actualizando burradas. He empezando a cosechar una mini-manía a la idea de Cine Europeo y a El País –sobre todo desde que sus periodistas usan la palabra “Tsunami” financiero, internacional etc etc. Cualquier día diré que es el peor periódico del momento. También admito que hago boicot a los bloggers que linkan al dichoso Rincón de Meaud, Papel Continuo, Alvy Singer y La Petite Claudel en bloque y casi por defecto. Me dan rabia. Y punto. (Y eso que solo he leído uno de los cinco).
Pero no todo está perdido: En ocasiones sí tengo solución y encuentro un placer extraño en desdecirme, en retomar el camino correcto. Me ha sucedido con la tecnología y alguna marca de ropa. Y ya que estamos: Me equivoqué con Austrohúngaro. Los docus de Werner Herzog son maravillosos. Los Soprano, lo mejor que ha pasado en la televisión. Sí, sí… esto me jode admitirlo. Y me ha encantado Cómo me hice monja. Está claro que César Aira es un gran escritor, incluso a pesar mío.
En fin, lástima que mis bajadas de pantalón no me resulten ni la mitad de satisfactorias que mis llevadas de contraria.... lástima.
6 comentarios:
Es verdad, la literatura y el cine franceses son francamente aburridos. Yo jamás los leo ni los veo. Ni punto de comparación con Blade Runner. Por otra parte, creo que ese pequeño problema tuyo se resuelve recibiendo recomendaciones de a) libros que ya has leído, y b) libros despreciables que propicien el acierto de tu respuesta. Es otra forma de acertar con una recomendación, y para eso están los amigos, digo yo. O deberían estar.
Yo sólo sigo los consejos de mi amigo Fran.
Puaj, Carlos Boyero es gilipollas. Se puede ser un hijoputa con gracia, y él no la tiene.
A Lynch no se le puede perdonar todo. Yo la última no he podido terminarla (lo he intentado dos veces)
Encuentro cierto placer en lo de desdecirse, te llevas muchas sorpresas. Yo no soportaba "My little pony" y ahora tengo una camiseta rosa preciosa, con un pony andrógino de mirada picarona. Fan.
Y por supuesto no te aconsejaré "The Wire". Basta que lo haga para que no quieras verla.
Este texto me ha producido una gran sonrisa bajo la lluvia de este Nueva York desesperadamente empenyado en aguarnos el viaje. (Pero no lo conseguir'a.) Besos muy h'umedos desde la applestore del SoHo.
Y recuerdos de Stephen King :)
Y encima me lo compraste en el Caprabo. Aprendí cosas muy buenas de ese libro! Comemos a la vuelta con tu hiiiija. qué envidia.
SOY FAN
Que te dan asco los rizos????????? pues dependera de donde esten, supongo.
Gerard
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