viernes, 23 de enero de 2009

Sobre bibliotecas, la dimensión de un estornudo y un pesado llamado Garci.


Paul Otlet. Visionario y fundador de la biblioteconomía y documentación.

El otro día casi me di de bruces contra un cristal. Era el de la puerta de la biblioteca a la que he estado yendo desde hace más de cinco años. La han cerrado. Me enteré tras hacer un par de llamadas. En la segunda, una mujer me comentó que la habían traspasado a Glorias.
No sé si lo dijo para atenuar el impacto de la noticia, que en mí tuvo un efecto devastador. Balbuceé, y yo nunca balbuceo. Pensé que balbucear es uno de esas cosas solo existen en el plano literario, que no puede suceder en la realidad. La gente no balbucea o frunce el ceño. Como mucho flipa o se cabrea.
En cualquier caso, me sentó fatal.
¿A Glorias…??? ¡Pues hasta ahí va a ir su PUTA madre!- pensé.
Pero como me han educado en un colegio de pago, tiendo a reaccionar tarde. Y no dije nada. Colgué.
A algunos les sorprende que me gustara tanto trabajar en esa biblioteca, donde las sillas estaban tapizadas a juego con la moqueta y era raro el día en que no me cruzara con alguna aspirante a Mari Pau Huguet. Para colmo, desde un despacho no muy lejano siempre me llegaba un par de estornudos de lo más exagerados. Sólo con el tiempo los llegué a apreciar en su justa medida. Quien quiera que fuese ese ser anónimo me convenció de que estornudar a medio gas, con un tímido ¡schis!, es mucho más ridículo que hacerlo a todo plan. ¡Es que los suyos hacían temblar los cristales!
Lo curioso es que sin calcularlo, como quien asocia una cara con un yogur o una suela de zapato, he llegado a extrapolar la dimensión de los estornudos a cosas mucho más trascendentales. Me he visto diciéndome: Si escribes, ¡haz que tiemblen los cristales! El problema es que es entonces cuando caigo en la cuenta de que esos cristales son de azúcar y es muy frustrante. Aún así, sigo adelante. Soy joven.

En esa biblioteca he leído trozos de la Biblia, el cuento más breve del mundo,…
También he escrito cosas ocurrentes y otras mediocres. Y me he dormido. ¡Menudas siestas! Desde aquí, os lo confirmo: se puede dormir estupendamente estando sentado. Por cierto, qué bonito queda escribir “estando sentado” así, seguido. Si os fijáis, “estando” y “sentado” son exactamente la misma palabra pero en un orden distinto.
Me detengo aquí porque cuando tengo un mal día y estoy en la biblioteca, pienso en esta clase de tonterías que, efectivamente, no llevan a ningún sitio.

Otra cosa: no voy a bibliotecas por erudición. Ya he descartado de mis planes ser una intelectual. He visto con este ojos a amigos aplicados dejándolo todo por ganar ese estatus. Conclusión: al margen de los libros y los rollos que uno se mete, ser intelectual requiere una habilidad con la que se nace. No se aprende. Sucede como con las aristócratas o con los tacos. Hay gente que sabe decirlos y gente que no. Punto.
Pero a lo que iba: Si voy de bibliotecas (me gusta decirlo así, como quien va de bares), no es por afán de conocimiento, es para no perder la ilusión de volver a casa después del trabajo. Así acabo de convencerme de que lo que hago, sí que es importante. A veces llevo esta idea al extremo y al entrar por la puerta digo: Cariño, ¡ya estoy en casa! – meneando un poco mi llavero para que se oiga el ruido de las llaves, como si con este gesto de ejecutivo idiota me concediera el derecho a relajarme.

Para mí lo más importante de una biblioteca, más incluso que su fondo y su ubicación, es su calendario. Quiero bibliotecas que no cierren nunca o que si lo hacen, sea muy tarde. Uno de los motivos por los que no podría vivir en Inglaterra es porque las bibliotecas cierran a las siete y media, que es la hora a la que yo empiezo a ser algo ocurrente. Por cierto, menciono Inglaterra porque yo descubrí las bibliotecas viviendo en el extranjero, que es cuando uno está lo suficientemente colgado como para no saber a donde ir. En ese caso te arropan. Podría hacer una lista de todas a las que he ido, (en Francia me chupé unas cuantas) pero ninguna me ha marcado tanto como la mía..., la de Ramblas, donde había un camarero que se llama Jacinto clavadito a Nacho Cano. Y una iguana que se asomaba a un patio. Y uno podía ojear puntualmente el programa de la Filmoteca, aunque solo fuese para comprobar todo lo que volvería a perderse. Pronto la trasladarán al Raval pero cmo queda más cerca que las putas Glorias, igual me paso... Dicen que hay una pareja que desde hace 15 años asiste a todas las sesiones. ¿Os imagináis envejecer así?

PD: Este final me ha quedado un poco José Luis Garci. Ese señor con ojos de oliva negra me da una rabia… Es cursi. ¡Coño con los cristales de azúcar!

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Antes de que se te ocurra arrepentirte y aprietes el botón "borrar": me encantó esta historia, Tangente.

anana dijo...

Valiente!

(Lander me ha dicho que relajarse es mantener las orejas alejadas del cuello)

Anónimo dijo...

Ves como tienes que escribir... Pues a ver donde encuentras otro sitio ahora a juego con tu ordenador blanco guarrete y tu ipod y tus cascos...
Habrá otro sitio cerca

Anónimo dijo...

oye como se borra estooo

Christine Sixteen dijo...

Recuperaste tu inspiración. Bien!

Has escrito "PUTA", así que no sólo piensas tacos, también los escribes. Interesante...


En "Revolutionary Road" DiCaprio todavía mejor que la Winslet. Sí!

Anónimo dijo...

Querida tangente, sólo unos apuntes:

. Las Glorias es el sumidero de la ciudad; donde mandan reorganizado todo lo que este ayuntamiento jode con sólo tocarlo, como el museo textil de la calle Montcada.

. Estoy de acuerdo con estornudar (y más con escribir) rompiendo cristales; lo primero trato de hacerlo, lo segundo nunca llegaré.

. Decirle a Garci "ojos de oliva negra" se parece demasiado a un halago... inmerecido.

. Siento (mucho) ser puntilloso (y no quiero ser grosero), pero... has escrito devastador... con "b" (línea 6); ay, esa proximidad de la b y la v en los teclados, ¡qué malas jugadas nos juega!

Un beso, Am

Anónimo dijo...

Tomo nota Andrés! Y sí Alexxx, encima digo y escribo tacos.

Anónimo dijo...

Caixaforum, vecina.

Anónimo dijo...

Corrección: ¡Tomo nota, (coma) Andrés! Hay que utilizar la coma porque es vocativo. Igual que si fuera Hola, Andrés.
Me han encantado las reflexiones del estornudo.
Y Garci tiene ojos de roedor.

Anónimo dijo...

Gari te voy a dar un cachete cuando te vea, vocativo o no. Escribir de vomitona tiene sus riesgos...

pandémica dijo...

Viva Tangente! Me ha encantado tu historia con final à la Garci incluído.
Cuando te vea me gustaría saber que me representaras un balbuceo "real". Si me recuerda a algo, será entonces que balbuceo demasiado...
Por cierto, la de polvo que debe haber en el estudio del señor O(u)tlet.

pandémica dijo...

Me gustaría saber qué es un balbuceo "real" o me gustaría que me lo representaras. Tú eliges.
Bravo!

Anónimo dijo...

Gari, (coma) te voy a dar un cachete. mmm

Anónimo dijo...

el concepto "cristales de azúcar" no me ha quedado claro