martes, 4 de noviembre de 2008

El sueño americano.


"¿Existió una forma primigenia de Sueño Americano? De entrada no diría que existiera sólo un sueño, sino varios. Estaba El Dorado, La Ciudad de Oro que Cortés y Pizarro soñaban encontrar; y también la Fuente de la Eterna Juventud, de Ponce de León, donde la vida comenzaba una y otra vez; y el sueño puritano de Nueva Inglaterra, la utópica y protestante Ciudad sobre el Monte, la Nueva Jerusalén. Así que al principio, existían al menos tres sueños.
El sueño religioso de la Ciudad sobre el Monte, según el cual era posible llevar una vida pura, incontaminada por el cosmopolitanismo europeo, era casi un anhelo pastoral, un deseo de convertirse en un ser humano natural viviendo una vida santa bajo la mirada de Dios. Y eso sólo podía lograrse aquí, en la nueva Jerusalén, y no en la corrupta y vieja Europa, sólo era posible en el Nuevo Mundo.
El sueño de El Dorado, un lugar en el que existían riquezas indescriptibles, era un deseo de gloria al servicio del Viejo Mundo. El oro se fundía, se convertía en lingotes y se embarcaba para acrecentar las fortunas de las cabezas coronadas de Europa. Se trataba de un poderoso anhelo material y acabó convirtiéndose en un modelo de explotación del Nuevo Mundo, aunque fue el que menos transformación aportó de los tres.
El sueño de la fuente de la Eterna Juventud quizá fuese el más poderoso de todos, pues implicaba empezar de nuevo, disfrutar de una Nueva Vida. Se trataba, en esencia de volver a la infancia y suponía un anhelo que ha persistido con más fuerza que los otros dos. Así que puede pensarse que existen tres hilos entrelazados, o tres sueños que se alimentan mutuamente: uno es el lugar donde el pecador se torna virtuoso, otro es el del lugar donde el pobre puede enriquecerse, y el tercero es el del lugar en el que se puede renacer."

Bobina uno.
Soñando América, Russell Banks. Editorial Bruguera.

A partir de aquí, todo es posible...

5 comentarios:

Christine Sixteen dijo...

¿Es el primer libro de no ficción de Banks?

Me gusta Russell Banks, además, sus personajes siempre tienen tanta mala suerte y están taan deprimidos, que o te dan también ganas de deprimirte o de sentirte afortunada.

Anónimo dijo...

va un señor muy peludo al médico...
...
Doctor que padezco??
...
Padezze usted un ositooo

Cósimo dijo...

Quizá quiera visitar mi blog:
http://nohaynadiedisponible.blogspot.com/

Unknown dijo...

Russell se ha olvidado por lo menos de los hospitales-pueblo de Vasco de Quiroga en Méximo y las Reducciones Jesuíticas de Paraguay.Tráete ese libro.

Unknown dijo...

Méximo es México. Las prisas.