martes, 6 de noviembre de 2007

Y trituras el arroz entre los dientes.


Ya sé que es feo decirlo pero con las personas uso ciertos parámetros. Ya lo sabéis.
Algunos han variado con los años pero otros no.
Por ejemplo: sigo desconfiando de la gente que disfruta con la poesía.
Es un rechazo que me viene de lejos. Quizá porque cuando tenía 13 años, me sentía exclusiva diciendo: Aaaggg, qué asco la poesía y prefería tripar con El árbol de la ciencia y Schopenhauer... Pero ya no tengo 13 años y aquí sigo, un tanto alérgica a los versos. No sé si es un síndrome de este país, porque en la escuela nos OBLIGARON a leer Platero y Yo. Menuda tabarrita nos dieron con el perro sarnoso, el burrito y el niño subnormal... y las jotitas de Jiménez.
Lo digo porque, por suerte, estudié en un cole bilingüe y también leímos a Jacques Prevert y Victor Hugo. Recuerdo que me encantaba Le dormeur du val pero no porque estuviera bien escrito, sino porque salía mencionado en una de las letras de Mc Solaar. Le debo mucho a Solaar porque con la música rap también tenía mis prejuicios. Digamos que me sucedía lo contrario que con la poesía: me molestaba que hablase de pollas, dolares, crack y balas... Solaar por lo menos iba más allá, con su Guernika y Otto Preminger. Era como si sus referencias me diesen licencia para disfrutarlo. Ahora, me da igual. Me mola Jay-Z, Gangstarr, NERD y sus historias con nenazas tetudas y pistolones, porque lo vivo de otro modo. Pero con la poesía no he cambiado. Sigo pensando que no es para mí. Igual es porque salvo Brossa y poco más, no le veo sentido del humor.

Del cole, tb recuerdo El Albatros de Baudelaire. Este poema me impactó mucho porque compara al poeta con un pájaro con alas gigantes pero torpes. A mí la imagen de las alitas-inspiroides-romanticonas me daba pereza, pero en este caso era distinto, porque te habla de un pájaro que capturan unos marineros porque mira... putearlo es su modo de pasar el tiempo, y él es tan vulnerable... En el suelo no es nada. Nadie. No sé si me gustó. Sólo digo que es algo que recuerdo porque entonces yo era una niña, y la poesía era sinónimo de carta con algún verso urgente y mal copiado, de los que se entregan por debajo de un pupitre a la espera de una respuesta. Pero con Baudelaire se acabaron las respuestas... y eso, quieras que no, impacta. Aunque insisto, no me gusta la poesía. Ni Lorca, ni Benedetti, ni Dikinson, ni Yeats...

Un día, sin embargo, fui a cenar a casa de unos amigos y me presentaron a una chica.

- Y ésta es Andrea- dijo uno- que detesta la poesía.
Entonces la chica contestó: ¿Por qué? !Si la poesía es quimera!

Parecía de otro mundo, con sus mejillas rosadas y su aspecto tan risueño. (Que conste que nunca uso la palabra risueño, pero es que ella es así. Risueña.)
En ese momento, todos nos reímos mucho. ¿Quimera? ¿Has dicho quimera?
Pero en seguida me sentí un tanto idiota. O por lo menos, no mejor que ella.

Desde entonces, ya no me gusta admitir que detesto la poesía, porque no sé muy bien en qué se fundamenta mi odio. En el fondo es una limitación como cualquier otra.
Además, yo siempre tengo roña en las uñas de las manos. Es porque no me las corto con tijeras. Yo me las muerdo, pero no me las muerdo lo suficiente. Si yo fuese yo y estuviese en mi lugar, no podría entablar ningún tipo de relación con alguien que llevara las uñas sucias. Así que he pensado que hay que ser algo más permisivo con las cosas. He pensado que la poesía, a veces, no está tan mal. Es más, supongo que del mismo modo que yo le perdono a cierta gente que lea a Byron o Pessoa, habrá otros que me perdonarán a mí esta clase de descuidos... Sobre todo, porque no cuento con que Por Los Pelos esté siempre al tanto de mis uñas. Bastante tiene con decidir si le gustan sus zapatos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que día tan triste para el recuerdo
pero en mi corazón él es lo que más quiero.
Su nombre con frecuencia evoco
y sólo contesta su foto.
tic tac

Anónimo dijo...

Y más difícil todavía... decidir si me gustan TUS zapatos!

Anaberrrrrrrrr dijo...

(que chungo el comentario suprimido)
Gran chica aquella!
Hay que se más permisivo si...
Que raro morderse las uñas pero no lo suficiente... Uhm
Yo me las corto al cero para que no dejar rastro roñil asi que dicen que me las muerdo y no es verdad...
y... que gaitas!
tanto numero y poca poesia... Muy lógica me esta saliendo uté

Por la tangente dijo...

No sé quién a suprimido ningún comentario... ¿Se autocensura el blog? Ya empezamos con cosas raras...