El Día de la Marmota

El otro día estaba plantada frente a mi ordenador corrigiendo artículos de una revista femenina, mundo marciano y deprimente donde los haya. Por ejemplo: en la sección belleza se empeñan en detener el tiempo. Lo curioso es que de algún modo lo consiguen, y no es por el Botox... Es por esa sensación de coger un número de 1997 y otro de 2007 y no notar cambio alguno. Y eso que en la sección de libros, Punset nos desvela las claves del amor... El problema es que sus tests son más previsibles que las hostias que se meten el Coyote y Correcaminos persiguiéndose por el desierto. También nos hablan de interiorismo, de hoteles con spas ayurvédicos y pistas de esquí donde los esquíes están especialmente diseñados para la mujer, ya que x lo visto, nuestro centro de gravedad está algo más abajo que el de los hombres. (Y yo, siendo mujer me pregunto... ¿no será que lo tenemos directamente en el suelo???) Lo único que me enternece es que en todas los redaccionales de moda, ya sean de Gucci o Prada, los calcetines son siempre de CALZEDONIA, de esos que a mí me duran dos lavadoras... Osea: una mierda.

Pero a lo que iba: cuando estaba en plena batalla, tratando de enfocar las cosas un poco como hace Alaska con la prensa del corazón (de la que soy bste fan) , mi amiga Geraldine, que es periodista, me comenta:

- Tengo que escribir un artículo sobre el fenómeno Britney Spears pero ya sabes, en plan sociológico...y no sé qué leches contar.

A mí, de entrada, me pareció una idea genial, pero lo he estado pensando mejor: Y sí, es muy dificil escribir un artículo templado sobre este tema sin caer en obviedades. Sin hablar de la sociedad de masas y bla, bla, bla... Yo, o lo escribiría con toda la mala leche del mundo o no sabría escribirlo.

Pero claro, ¿cómo voy a decirle esto? Y más ahora, con lo que me preocupa ser excesivamente cínica. A veces trato de compensarlo preguntándome si las cosas pueden ser realmente así... como son. Porque alucino con las revistas femeninas. Alucino que sean mujeres quienes las escriben. Alucino.

- ¿Te puedes creer que viven de eso? ¿De hoteles con spas ayurvédicos, y de los trucos que usa la Moss para camuflar sus ojeras, y de cuál es el último restaurante con solera? (Dios, cómo odio esa palabra: "solera")... Y lo fuerte es que en el fondo, es siempre lo mismo. Y yo que pensé que la clave era la educación. Pensé que si nos daban la oportunidad de estudiar, todas estas cosas cambiarían. Pero no...

- Qué va! Qué más da lo que hayan estudiado. La mayoría se hacen pasar por estúpidas, así es más fácil - me comenta Gérald con cierta ironía, porque sabe perfectamente a lo que me refiero. Sabe que no estoy hablando de todas las mujeres, sino de unas cuantas pero... ¡qué cuantas!

- Ya lo dijo Joana, un día al regresar de una feria de impresoras en el que hizo de azafata... Dijo: Andrea, es que vivimos en una burbuja. ¡Tenías que ver su cara!

La cosa es que un día después, en El Babelia, leo lo siguiente: "La cultura no nos protege de nada. Los nazis son la prueba". Lo dice un tal J. Littell...
Y pienso: de las revistas femeninas y azafatas sin seso, yo me puedo defender, pero de lo otro... Pues eso, que estoy algo desconcertada.