Fabián Casas, Todos los ensayos bonsái.
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domingo, 20 de septiembre de 2015
El grado Donnie Darko de la escritura.
"Hace muchos años volví del colegio y le dije a mi madre que
vi a un chico con las orejas de burro ortopédicas. Mi madre me dijo que era
porque no estudiaba. Todavía hoy
recuerdo la cara de ese chico que nunca existió. Tenía el pelo marrón, dientes
grandes y un guardapolvo que le quedaba un poco apretado y estaba de pie justo
a la entrada del colegio. Le brillaba el armazón metálico que le sostenían las
orejas de burro inmensas que eran de piel. Como ustedes comprobarán yo no
mentía, simplemente como en la Edad Media, como muchos otros chicos del mundo,
tenía visiones. (…) Poco antes de terminar la primaria veía un programa en la
televisión donde le mago Fantasio realizaba trucos en vivo. Seleccionaba a
chicos que había en el escenario y los ponía a sus costados. Acto seguido
decía: “ahora voy a pesar doscientes kilos”. Y se tiraba al piso y los chicos
no lo podían ni sostener ni levantar. Repetía esto varias veces pero bajando cada
vez más de peso, hasta que decía “Ahora voy a pesar 20 kilos”. Y cuando se
tiraba al piso, los chicos no solo lo sostenía sino que lo hacían flamear. Le
pedí a mi papá que me comprara la caja de trucos de Fantasio pero el Gran Truco
no estaba. Podías hacer desaparecer un pañuelo, fingir que cortabas un dedo y
lo volvías a poner en el mismo lugar, pero nada de el Gran Truco. Pasaron algunos
años y coincidí en las colonias de vacaciones con uno de los chicos que había
sostenido a Fantasio en el programa. Me lo comentó mientras nos cambiábamos en
el vestuario para entrar en la pileta.
Le pregunté impaciente y nervioso si todo estaba arreglado con el mago,
eso de tirarse y no sostenerlo, etc. Él me dijo: “No, era increíble. ¡De pronto
el tipo no pesaba nada!” Eso me mató. Sentí que en algún lugar había una estafa que en realidad era encantadora.
Es ese mismo poder de extrañeza que luego encontré en la literatura."
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