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lunes, 27 de agosto de 2007
Enormes cambios en el último minuto.
Grace Paley escribió poco pero escribió bien. Publicó tres libros de cuentos hasta que se hizo activista política y pese a las buenas críticas, dejó su carrera literaria. No hace mucho envié un mail a su editor porque quería entrevistarla. El me dijo que ya no concedía entrevistas pero que si le daba una buena razón, quizás... Quería entrevistarla para ponerme a prueba, para ver si era capaz de no preguntarle por qué dejó de escribir. Es algo que me intriga. Y como yo siempre ando pidiendo explicaciones. Es que vivo con la ilusión de que todo tiene una explicación y ya sé que eso no está bien, que es de niña pequeña. Total, mis razones eran tan personales como insustanciales, así que no me molesté en responder a su mail. Ayer, Paley murió.
Mis cuentos favoritos son en los que ella va a visitar a su padre que está en una secta llamada Los Hijos de Judea. Son cuentos muy sencillos. Su padre me cae muy bien. En una ocasión, se pone muy enfermo y le pide que le escriba un cuento, y me gusta lo que le dice. "Conversación con mi padre" y otro que se llama "La Corredora de fondo", son mis favoritos.
Como estoy en casa con algo de fiebre os retranscribo un trozo del de "Conversación con mi padre". ¡Léalo quién pueda!
" - Me gustaría que escribieras un cuento sencillo, sólo uno más-dice-. Como los que escribía Maupassant o Chejov, los que escribías antes. Sólo gente indentificable y luego explicar lo que les pasa.
- Sí ¿por qué no? Eso puede hacerse -le digo. Quiero complacerle, aunque ya no recuerdo cómo se escribe de ese modo. Me gustaría contar una historia así, si se refiere a ésas que empiezan: Érase una vez una mujer..., y esa frase va seguida de una trama. Siempre he despreciado esa línea recta irremediable entre dos puntos. No por razones literarias, sino porque desvanece toda la esperanza. Todo el mundo, sean seres reales o inventados, merece el destino abierto de la vida.
Por último pensé en una historia que había sucedido hacía un par de años en mi calle, justo en frente de mi casa. La escribí, luego leí lo escrito en voz alta.
- Papá ¿qué te parece esto? ¿Lo que me pediste era algo de este tipo?
Había una vez una mujer que tuvo un hijo. Vivían bien en un pequeño apartamento de Manhattan.Hacia los 15 años el hijo se hizo yonki, lo cual no es insólito en nuestro barrio. La madre, para conservar la amistad del muchacho también se hizo yonki. Decía que era parte de la cultura juvenil, con la que ella se sentía muy compenetrada. Al cabo de un tiempo, por una serie de razones, el chico lo dejó todo y, asqueado, abandonó la ciudad y a su madre. Esta, desesperada y sola, se derrumbó. Todos la visitamos.
- Bueno papá, ésto es- dije- Una triste historia, sin florituras.
- Pero yo no me refería a eso. Me interpetaste mal a propósito. No vas lo bastante lejos en esa historia. Lo sabes de sobra. Dejaste fuera del cuento casi todo. Eso no lo haría Turguneiev. Ni Chejov. Además hay escritores rusos de los que ni siquiera has oído hablar. Y son tan buenos como el que más. Son capaces de escribir un cuento sencillo y normal, y no se permitirían omitir todo lo que tú has dejado fuera. Yo no pongo objecciones a los hechos, sino contra que la gente se siente en los árboles y empiece a decir tonterías, contras esas voces que no sabes de donde vienen...
- Olvídate de ese cuento papá y dime ¿qué he omitido en éste? En éste que te acabo de leer...
- El aspecto de la mujer, por ejemplo.
- Oh, es muy guapa, creo. Sí.
- Y ¿de qué color tiene el pelo?"
Y sigue así, haciéndole preguntas sobre por qué deja fuera todo lo que debería estar dentro del cuento, hasta que el final le queda una historia muy bonita.
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5 comentarios:
Pues no se no me hago a la idea... No se si le has hecho un favor a Grace Paley... Pero bueno ... Ahí está... Por cierto tu fredydurke me ha destrozado un poco la buena imagen que tenia del autor... uhmm!!
Ponte buena afiebrada chiquita...!!
Rrrrr
El equilibrio más difícil es el que hay entre querer explicarlo todo y el de dejar ciertas cosas sin aclarar.
El padre de Grace se fija en cosas muy bonitas.
Ponte buena, bichi.
Puaj supongo que el mundo se divide entre los amantes de Ferdydurke y los detractores... Bueno, luego están los que no lo han leído ni lo leerán jamás. Y los que siguen yendo a ver pelis de Julio Medem. Y hacen ensaladas con tomates de huntar.
Pero aggg... darle forma a la inmadurez. Qué empresa tan difícil y bonitaaa!
Hermana: ¡qué sabia! Y sí, el papá de esta señora se fija en cosas muy bonitas.
Yo soy del tipo q no conoce a Ferdydurke, pero al menos unto los tomates sin H.
Lo de la madre yonki me ha hecho gracia.
Lo primero es que te cuides y, lo segundo, decirte que en mi ignorancia supina no tenía ni idea de quien es Albert Maysles. Me ha encantado tu artículo; felicidades por su publicación.
Por cierto, sabes si se puede leer también en internet. Es que no lo he encontrado en el web de La Vanguardia.
(Le pediré a Son sus películas.)
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